martes, 24 de marzo de 2009

XXIX ANIVERSARIO

DEL ASESINATO

DE MONSEÑOR OSCAR ROMERO



El siervo de Dios Oscar Arnulfo Romero, nació en El Salvador, América Central; en Ciudad Barrios departamento de San Miguel en un día 15 de agosto de 1917. Era el segundo de ocho hermanos su padre se llamaban Santos y su madre Guadalupe. Formaban una familia humilde y modesta.

A los 14 años entró al Seminario Menor de San Miguel y allí permaneció durante 6 o 7 años. En 1937 ingresó al Seminario Mayor de San José de la Montaña en San Salvador. Fue ordenado sacerdote en Roma el 4 de abril de 1942, donde continuó para hacer su tesis doctoral. Interrumpió sus estudios debido a la segunda guerra mundial por lo cual regresó a El Salvador. Su primera parroquia fue Anamorós, luego paso a San Miguel donde realizó su labor pastoral durante 20 años; impulsó muchos movimientos apostólicos y la devoción a la Virgen de la Paz. “Desde su vida de estudiante, de joven sacerdote y de su ministerio posterior, se descubre en él, la profundidad enorme de su vida, de su interioridad, de su espíritu de unión con Dios, raíz, fuente y cumbre de toda su existencia” .
Fue ordenado Obispo el 21 de Junio de 1970 y nombrado junto a Monseñor Arturo Rivera y Damas, auxiliar de Monseñor Luis Chávez y González. Vivió en el Seminario Mayor, regido por los padres Jesuitas, conoció allí y se hizo amigo del Padre Rutilio Grande. Fue nombrado Obispo de la Diócesis de Santiago de María, San Miguel y tomó posesión el 14 de diciembre de 1974. Fue ahí donde "comenzó a ver de cerca la realidad de pobreza y miseria en que vivían la mayor parte de campesinos".
El 23 de febrero de 1977 fue nombrado Arzobispo de San Salvador en medio de un ambiente de injusticias, represión e incertidumbre. El 12 de marzo de ese mismo año es asesinado el Padre Rutilio Grande lo cual le causó a un gran impacto. Monseñor Romero recoge las sugerencias del clero y celebra una misa única en Catedral como signo de unidad de la Iglesia y de repudio a la muerte del Padre Rutilio Grande, a pesar que la Nunciatura le aconseja desistir, él celebró la misa única y fue un acto multitudinario de fe y unión Eclesial. Monseñor Romero decidió acompañar al pueblo en su calvario de miseria y muerte y poco a poco paso de ser Monseñor Romero a simplemente Monseñor "el amigo de este pueblo". Dio a la arquidiócesis un impulso profético nunca antes visto, su lema fue "sentir con la Iglesia"; y esta fue su principal preocupación “construir una Iglesia fiel al Evangelio y al Magisterio de la Iglesia”. Puso la Arquidiócesis al servicio de la justicia y la reconciliación en el país.
Monseñor Romero estuvo muy cerca del pueblo a través de sus incontables visitas pastorales, celebrando de 2 a 3 misas en diferentes comunidades de la Ciudad, pueblos y cantones. No perdía oportunidad de reunirse con la gente, especialmente con los más pobres. Le gustaba trabajar en equipo y dialogaba con todas las personas. Fue muchas veces mediador en conflictos laborales. Creó una oficina de Derechos Humanos y abrió las puertas de la Iglesia para dar refugio a los campesinos que huían de la represión. Monseñor, celebraba todos los domingos, la Eucaristía en Catedral, el pueblo lo reconoció como un Profeta y le llamaron" la voz de los sin voz ". En sus homilías juzgaba los hechos de la semana a la luz de la palabra de Dios y del magisterio de la Iglesia, denunciaba las injusticias y hacia un llamando a la conversión y al diálogo. Su palabra era para muchos motivo de consuelo y esperanza. A pesar de la claridad de su actuación y mediación, Monseñor, como Jesús, fue calumniado, le acusaron de revolucionario marxista, de incitar a la violencia y de ser el causante de todo lo malo en El Salvador. Pero el nunca tuvo jamás una palabra de rencor o de violencia, luego de las calumnias pasaron a las amenazas de muerte, y a pesar de ello dijo que nunca abandonaría al pueblo y que correría con él sus mismos riesgos.
Su vida terminó igual que la vida de los profetas y de Jesús y de todos los sacerdotes y víctimas del pueblo que le precedieron y le sucedieron. Fue asesinado el 24 de marzo de 1980 mientras celebraba misa a las 6:15. pm en la capilla del Hospital Divina Providencia en San Salvador, donde fue su hogar en los tres años que duró su ministerio. La noticia de su asesinato fue dada en los medios de comunicación por Monseñor Ricardo Urioste diciendo "El pueblo bueno de El Salvador está de luto, han matado a Monseñor Romero". Su muerte causó mucho dolor en el pueblo y un gran impacto en el mundo. De todos los rincones llegaron muestras de solidaridad con la Iglesia y con el pueblo salvadoreño. En una entrevista en marzo del 80, él manifestó que si cumplían con su amenaza de matarlo resucitaría en el pueblo salvadoreño y que perdonaba y bendecía a quienes lo hicieran, pues él no creía en la muerte sin resurrección. Efectivamente el pueblo que lo ama y lo extraña vive su resurrección y en cada aniversario se reúne en grande y con júbilo para dar gracias a Dios por el regalo a nuestro país de ese pastor bueno, cuya generosidad Evangélica lo llevo a ofrendar su vida por los que ama en seguimiento fiel de nuestro Señor Jesús.
La Arquidiócesis de San Salvador postuló el 24 de marzo de 1994 en el Vaticano, la causa para la canonización de Monseñor Romero. Su pueblo ora por ese momento en la cripta de la Catedral Metropolitana, durante la santa Eucaristía que domingo a domingo se celebra junto al sepulcro que guarda sus sagrados restos; y que se ha convertido con la capilla del Hospital Divina Providencia, donde fue martirizado, en lugares santos, verdaderos centros de oración y peregrinación de personas nacionales y extranjeras que se acercan con devoción y esperanza. Unos a conocer, otros a compartir y pedir o a encomendarse a él, y muchos a agradecer algún favor recibido de aquel enviado de Dios a este pueblo de El Salvador que alguna vez nos dijo:
" La palabra queda y éste es el gran consuelo del que predica. mi voz desaparecerá, pero mi palabra que es Cristo quedará en los corazones que la hayan querido acoger"


San Romero de América, Pastor y Mártir nuestro

El ángel del Señor anunció en la víspera...

El corazón de El Salvador marcaba
24 de marzo y de agonía.
Tú ofrecías el Pan,
el Cuerpo Vivo
-el triturado cuerpo de tu Pueblo;
Su derramada Sangre victoriosa
-¡la sangre campesina de tu Pueblo en masacre
que ha de teñir en vinos de alegría la aurora conjurada!

El ángel del Señor anunció en la víspera,
y el Verbo se hizo muerte, otra vez, en tu muerte;
como se hace muerte, cada día, en la carne desnuda de tu Pueblo.

¡Y se hizo vida nueva
en nuestra vieja Iglesia!

Estamos otra vez en pie de testimonio,
¡San Romero de América, pastor y mártir nuestro!
Romero de la paz casi imposible en esta tierra en guerra.
Romero en flor morada de la esperanza incólume de todo el Continente.
Romero de la Pascua latinoamericana.
Pobre pastor glorioso, asesinado a sueldo, a dólar, a divisa.

Como Jesús, por orden del Imperio.
¡Pobre pastor glorioso,
abandonado
por tus propios hermanos de báculo y de Mesa...!
(Las curias no podían entenderte:
ninguna sinagoga bien montada puede entender a Cristo).

Tu pobrería sí te acompañaba,
en desespero fiel,
pasto y rebaño, a un tiempo, de tu misión profética.
El Pueblo te hizo santo.
La hora de tu Pueblo te consagró en el kairós.
Los pobres te enseñaron a leer el Evangelio.

Como un hermano herido por tanta muerte hermana,
tú sabías llorar, solo, en el Huerto.
Sabías tener miedo, como un hombre en combate.
¡Pero sabías dar a tu palabra, libre, su timbre de campana!

Y supiste beber el doble cáliz del Altar y del Pueblo,
con una sola mano consagrada al servicio.
América Latina ya te ha puesto en su gloria de Bernini
en la espuma-aureola de sus mares,
en el retablo antiguo de los Andes alertos,
en el dosel airado de todas sus florestas,
en la canción de todos sus caminos,
en el calvario nuevo de todas sus prisiones,
de todas sus trincheras,
de todos sus altares...
¡En el ara segura del corazón insomne de sus hijos!

San Romero de América, pastor y mártir nuestro:
¡nadie hará callar tu última homilía!

Pedro Casaldáliga






sábado, 21 de marzo de 2009

HOJA DEL DOMINGO

En esta Hoja semanal queremos poner en el Blog la lectura evangélica del domingo con la correspondiente Lectio Divina que hemos tenido el jueves pasado en la parroquia para que puedan utilizarla tranquilamente en casa, leyendo y escuchando la Palabra, meditándola y orándola, así como después llevándola a la vida y al mundo de hoy.

Espero que os pueda servir para el crecimiento espiritual.

Jesús nos trajo la luz

4ºdomingo de cuarema - 22 de Marzo de 2009

¿Construimos con nuestros actos el reino de Dios?

¿Nos sentimos juzgados o salvados por la presencia de Dios?

¿Nos da miedo que nos vean como seguidores de Jesús?


Compartamos la luz

Hu- Song, filósofo de Oriente, contó a sus discípulos la siguiente historia:

“ Varios hombres habían quedado encerrados por error en una oscura caverna donde no podían ver casi nada.

Pasó algún tiempo, y uno de ellos logró encender una pequeña tea. Pero la luz que daba era tan escasa que aún

así no se podía ver nada. Al hombre, sin embargo, se lo ocurrió que con su luz podía ayudar a que cada uno de

los demás prendieran su propia tea y así compartiendo la llama con todos la caverna se iluminó”.

Uno de los discípulos pregunto a Hu-Song:

¿Qué nos enseña, maestro, este relato?

Y Hu-Song contestó: Nos enseña que nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el prójimo. Y

también nos dice que el compartir nuestra luz no la desvanece, si no que por el contrario la hace crecer.

“El compartir nos enriquece en lugar de hacernos más pobres”.

“ Los momentos más felices son aquellos que hemos podido compartir”.

Que Dios nos dé siempre la luz para iluminar a todos los que pasen por nuestro lado.

Si una vela enciende a otra, al final pueden llegar a brillar miles de ellas.

De igual modo si iluminas tu corazón con amor, puedes que ilumines otro corazón con amor, llegando a

iluminar miles de corazones de amor.

Anónimo.

Lectio: Juan 3,14-21 

4º Domingo de Cuaresma

Jesús, luz del mundo

Oración inicial

Shadai, Dios de la montaña,
que haces de nuestra frágil vida
la roca de tu morada,
conduce nuestra mente
a golpear la roca del desierto,
para que brote el agua para nuestra sed.
La pobreza de nuestro sentir
nos cubra como un manto en la oscuridad de la noche
y abra el corazón, para acoger el eco del Silencio
y así el alba,
envolviéndonos en la nueva luz matutina,
nos lleve
con las cenizas consumadas por el fuego
de los pastores del Absoluto,
que han vigilado por nosotros junto al Divino Maestro,
al sabor de la santa memoria.

1. LECTIO

a) Texto: (Jn 3, 14-21)

Y como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga en él la vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios. Y el juicio está en que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»

b) Momento de silencio:

Dejamos que la voz del Verbo resuene en nosotros.


2. MEDITATIO

a) algunas preguntas:

- Dios ha amado tanto al mundo…: cuántos juicios y prejuicios sobre un Dios lejano e insensible.¿No será quizás que le atribuimos a Él lo que son por el contrario nuestras responsabilidades?
- La luz ha venido al mundo, pero los hombres han preferido las tinieblas: quien se ilusiona pensando que no es hombre y vive por Dios, no puede escoger la luz porque la ilusión desaparecería. ¿Cuantas tinieblas rodean mis jornadas?
- Quien obra la verdad viene a la luz. No tiene temor de mostrarse quien obra por aquello que es. No se le pide al hombre ser infalible. Sencillamente que sea hombre. ¿Somos capaces de vivir nuestra debilidad como lugar de encuentro y de apertura a Dios y a los otros, deseosos como yo de trabajar fielmente en su espacio y en su tempo?

b) Clave de lectura:

vv. 14-15. Y como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre para que todo el que crea tenga en Él la vida eterna. Para los hijos de Israel, mordidos por serpientes venenosas en el desierto, Moisés ofreció una posibilidad de salvarse fijando la vista en una serpiente de bronce. Si el hombre consigue levantar la cabeza y mirar en alto, Dios prepara para él una alternativa. No obliga, está allí, a disposición. El misterio de la libertad humana es de los más digno de amor que Dios ha podido inventar. Escogiendo una mirada, un encontrarse, una nueva oportunidad… el Hijo del hombre en el desierto del mundo será levantado sobre la cruz como signo de salvación para todos aquéllos que sientan la necesidad de continuar viviendo y no se abandonen a mordidas venenosas de preferencias erróneas. Cristo está allí: maldito para el que no tiene fe, bendito para el que cree. Un fruto que escoger, colgado del leño de la vida. También nosotros como los israelitas en el desierto hemos sido “mordidos” por la serpiente en el Edén y tenemos necesidad de mirar a la serpiente de bronce levantada sobre el madero para no morir: “Quien cree en Él tiene vida eterna”.

v.16. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. El amor con que Dios nos ama es un amor de predilección, un amor tangible, un amor que habla… ¿Podía venir directamente el Padre? Sí, ¿pero no es más grande el amor de un padre que da a su hijo? Toda madre pudiendo escoger, prefiere morir ella antes que ver morir a un hijo. ¡Dios nos ha amado hasta tal punto de ver morir a su Hijo!

v. 17. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. Un Dios capaz de juicio perfecto manda al Hijo, no para juzgar, sino para ser lugar de salvación. Verdaderamente es necesario suspender todo pensamiento y sentirse anonadado frente a tanto amor. Sólo quien ama puede “juzgar” , esto es, “salvar”. Él conoce la debilidad del corazón humano y sabe que su imagen ennegrecida tiene la posibilidad de volver a ser nítida, no hay necesidad de rehacerla. La lógica de la vida no conoce la muerte: Dios que es vida no puede destruir lo que Él mismo ha querido crear, se destruiría en algún modo a sí mismo.

v.18. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios. La fe es la discriminante de toda existencia. No creer en el nombre del unigénito: ésta es ya una condena, porque se excluye del amor quien no acoge al amor.

vv. 19-20. Y el juicio está en que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. El único juicio que abarca a toda la humanidad es la llamada a vivir en la luz. Cuando el sol sale, nadie puede substraerse a sus rayos…y así también los hombres. Cuando Cristo nace, ninguno puede substraerse a esta luz que todo lo inunda. Pero los hombres se han construidos casas para poder escapar de la luz del Amor que se expande por doquier, casas de egoísmo, casas de oportunidad. Han perforado túneles y escondrijos para continuar libremente haciendo sus obras. ¿Puede una obra falta de luz dar la vida? La luz de la existencia tiene una sola fuente: Dios. Quien se aparta de la luz, muere.

v. 21. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios. Todo lo que cae bajo los rayos del amor eterno, se viste de luz, como sucede en la naturaleza. Parece que todo sonríe cuando sale el sol. Y las cosas que durante el día son familiares y bellas, de noche toman formas que infunden temor por el solo hecho de no ser visibles. El sol no cambia la forma, pero la exalta en su belleza, Quien vive la verdad de sí mismo y acoge su fragilidad como parámetros de su ser hombre, no tiene temor de la luz, porque no tiene nada que esconder. Sabe que como criatura trabaja con la lógica del límite, pero esto no disminuye la grandeza de su obrar, porque su vida es un todo con la verdad eterna.

c) Reflexión:

El jardín se convierte en desierto para el hombre que se aleja de Dios. Y en el desierto de su libertad sin límites el hombre encuentra una vez más las mordidas venenosas de la serpiente. Dios sin embargo no abandona a sus hijos, y cuando se alejan de Él los sigue, pronto para acudir en sus necesidades. Una serpiente símbolo de curación se eleva cada vez que el veneno infesta la vida en el hombre, Cristo Señor. Si el hombre prefiere mirar a tierra y estar en el desierto de su “me basto solo”, Dios de todos modos se ofrece a su mirada en el solo modo en el que el hombre lo reconoce: como una serpiente. Cristo se ha hecho pecado, maldito, para salvar su imagen, con tal de no apagar la vida humana. La condena no pertenece a Dios, sino la escoge el hombre. Puedo no vivir junto al calor, libérrimo de hacerlo. Pero esto conlleva el tener que procurarme otra clase de calor, si me quiero calentar. Con el riesgo de pasar frío, enfermedad, fatiga…. la libertad por Dios tiene un precio de condena. Es de personas poco inteligentes, no aprovecharse de un bien regalado, es sencillamente de tontos no acoger lo que mejor sea para no sentirse deudores. En el ámbito del amor, la palabra “deuda” no existe porque la gratuidad es el único vocabulario consultable. Y con la palabra gratuidad explota la luz: todo se convierte en posibilidad y ocasión. Obras hechas en las tinieblas o más bien obras hechas en Dios: los simulacros de fango del débil resplandor de piedras falsas son juguetes peligrosos para todos; mejor frecuentar las aulas plenas de sol de un discipulado nunca terminado. Al menos la vida se acrecienta y el gozo cubre de belleza toda cosa…


3. ORATIO

Salmo 35

El pecado es un oráculo para el impío
que le habla en el fondo de su corazón;
no tiene temor de Dios
ni aun estando en su presencia.

Se halaga tanto a sí mismo
que no descubre y detesta su culpa;
sólo dice maldades y engaños,
renunció a ser sensato, a hacer el bien.
­-Tu amor, Yahvé, llega al cielo,
tu fidelidad alcanza las nubes;
tu justicia, como las altas montañas,
tus sentencias, profundas como el océano.

Tú proteges a hombres y animales,
¡qué admirable es tu amor, oh Dios!
Por eso los seres humanos
se cobijan a la sombra de tus alas;
se sacian con las provisiones de tu casa,
en el torrente de tus delicias los abrevas;
pues en ti está la fuente de la vida,
y en tu luz vemos la luz.

No dejes de amar a los que te conocen,
de ser fiel con los hombres sinceros.
¡Que el pie del orgulloso no me pise,
ni me avente la mano del impío!
Ved cómo caen los malhechores,
abatidos, no pueden levantarse.


4. CONTEMPLACIÓN

Cuando el santo temor me abandona, Señor, siento en mi corazón el pecado que habla. Son los momentos de la ilusión, momentos en los que voy a buscar mis culpas y todo esto inútilmente, porque no he comprendido, que sólo cumpliendo el bien, las falaces e inicuas palabras del mal se extinguen. Es una atracción la obstinación en el mal, como si me diese más brillo, honor, más valor. Cuando caigo en la cuenta que es inmenso lo que Tú me das para vivir, entonces percibo los abismos de tu fidelidad y veo como tu salvación no conoce confín; todo lo inunda y porta consigo; a mí criatura hecha a tu imagen y todo lo que para mí has creado y a quien yo he dado nombre. En verdad tu gracia es preciosa. En tu casa manda la abundancia de la protección y discurre como el agua la delicia. Si me pongo tus ojos entonces todo es luz, Señor, Y nada es ya difícil porque mi corazón, purificado de la tentación de ser Dios en tu lugar, me dice que lo seré conmigo. Rivalidad, competición hostilidad… desaparecen de frente a tu propuesta de participar en tu vida divina. Dios contigo . Tu amor como linfa que camina por las entrañas de mi humanidad hasta que encuentre mis orígenes: en tu Nombre.

lunes, 16 de marzo de 2009

¿Qué es la Lectio Divina?

La Lectio Divina

La Lectio Divina es algo más que un método para aproximarse a la Escritura, va más allá de la exégesis o del análisis textual. Es una actitud, una manera de situarse ante la Palabra que Dios nos dirige, es un encuentro personal, una experiencia mística de Dios. La Lectio no es un fin en sí misma, no se reduce a un objeto a estudiar, a un ejercicio de meditación o de distensión espiritual. La Palabra siempre remite a la vida, a la comunidad, al otro. Provoca e interpela. No se puede domesticar. No somos nosotros los que la poseemos, sino que es ella la que nos posee y nos transforma, si somos humildes y dóciles a la voluntad de Dios. Sólo así la Lectio Divina será fermento, estímulo y luz.


Como me han pedido que explique mejor en qué consiste la Lectio divina, lo haré semanalmente por partes. Para entendernos mejor la voy a llamar Lectura orante de la Biblia.


Lectura Orante de la Biblia (Parte 1ª)

Lectio divina quiere decir lectura divina. Otros traducen lectura orante. Indica la práctica de la lectura de la Biblia que los cristianos hacen para alimentar su fe, su esperanza, su amor y su compromiso.


Después de una breve información histórica y algunas consideraciones generales, vamos a analizar de cerca los cuatro grados de la lectio divina: la lectura, la meditación, la oración y la contemplación. Son los cuatro pasos de la lectura de la Biblia, tanto individual como comunitaria. Son también, y sobre todo, cuatro actitudes permanentes que debemos tener ante la palabra de Dios.


Un poco de historia


En su origen, la lectio divina no era sino la lectura que los cristianos hacían de la biblia para alimentar su, esperanza y amor, y así animar su peregrinar. La lectio divina es tan antigua como la misma Iglesia, que vive de la palabra de Dios y de ella depende como el agua de su manantial (DV 7.10.21).


La lectio divina es la lectura creyente y orante de la palabra de Dios, hecha a partir de la fe en Jesús, que dijo: “El Espíritu les recordará todo lo que yo les dije y los introducirá en la verdad plena” (Jn 14,26). El Nuevo Testamento, por ejemplo, es el resultado de la lectura que los primeros cristianos hacían del Antiguo Testamento a la luz de sus problemas y de la nueva revelación que Dios hizo de sí por medio de la resurrección de Jesús, vivo en medio de la comunidad.


En el transcurso de los siglos esta lectura creyente y orante de la Biblia alimentó a la Iglesia, a las comunidades, a los cristianos.


La expresión lectio divina procede de Orígenes. El decía que para leer la Biblia con provecho era necesario un esfuerzo de atención y asiduidad. Y lo que no se consigue con el propio esfuerzo, nos sigue diciendo, debe pedirse en la oración., “pues es necesario orar para comprender las cosas divinas”. De este modo llegaremos a experimentar lo que esperamos y meditamos.


En los siglos siguientes la lectio divina se convirtió en la espina dorsal de la vida religiosa. En torno a la palabra de Dios escuchada, meditada y rezada surgió y se organizó la vida monástica del desierto. Las reglas de Pacomio, Agustín, Basilio y Benito hacen de la lectura de la Biblia, del trabajo manual y de la liturgia la triple base de la vida religiosa.


La sistematización de la lectio divina en cuatro gradas se realizó en el siglo XII. Hacia el año 1150, Guigo, un monje cartujo, escribió un librito llamado La escalera de los monjes.


“Cierto dia, se presentó a mi mente una escalera de cuatro gradas espirituales: la lectura, la meditación,

la oración y la contemplación. Esta es la escalera de los monjes, por la cual suben de la tierra al cielo”.


Guigo muestra cómo cada uno de estos peldaños tiene la propiedad de producir algún efecto específico en el lector de la Biblia. A continuación resume todo diciendo:


“La lectura es el estudio asiduo de las Escrituras, hecho con espíritu atento. La meditación es una diligente actividad de la mente que, con la ayuda de la propia razón, busca el conocimiento de la verdad oculta. La oración es el impulso fervoroso del corazón a Dios, pidiéndole que aparte los males y conceda las cosas buenas. La contemplación es la elevación de la mente sobre sí misma que, suspendida en Dios, saborea las alegrías de la dulzura eterna”.


En el S. XIII, los “mendicantes” intentaron crear un nuevo tipo de vida religiosa, más inserta en medio de los pobres. Ellos hicieron de la lectio divina la fuente inspiradora de su movimiento renovador, como se trasluce claramente en la vida y los escritos de los primeros franciscanos, dominicos, servitas, carmelitas y otros mendicantes.


Después sobrevino un largo período en el que la lectio divina decayó. Era el triste efecto de la Contrarreforma en la vida de la Iglesia. Se insistía más en una lectura espiritual.


El Vaticano II, no obstante, retomó la antigua tradición y en su documento Dei Vervum, recomienda con gran insistencia la lectio divina (DV 25).


En el Sínodo de los Obispos en Roma en octubre pasado sobre “La palabra de Dios en la vida y la misión de la Iglesia”, uno de los temas tratados por los obispos ha sido la lectio divina. La meditación orante de la Palabra de Dios, particularmente en comunidad, es una de las recomendaciones que nos hacen encarecidamente los padres sinodales a los cristianos y a las comunidades.


domingo, 15 de marzo de 2009

domingo 15 de marzo de 2009

HOJA DEL DOMINGO

En esta Hoja semanal queremos poner en el Blog la lectura evangélica del domingo con la correspondiente Lectio Divina que hemos tenido el jueves pasado en la parroquia para que puedan utilizarla tranquilamente en casa, leyendo y escuchando la Palabra, meditándola y orándola, así como después llevándola a la vida y al mundo de hoy.

Espero que os pueda servir para el crecimiento espiritual.

EL VERDADERO CULTO A DIOS

Dgo. 3º Cuaresma. 15.03.09

La acción de Jesús de expulsar a los mercaderes del templo es un gesto simbólico y un acto profético contra el “templo” como un sistema económico, político y religioso que no puede agradar a Dios.

El verdadero culto no consiste en ofrecer a Dios sacrificios y holocaustos, sino que se concreta en el servicio al hermano, tratando de construir un mundo más justo y misericordioso.

¿Qué tendría que hacer la religión en este sistema capitalista neoliberal que vivimos para “no ser ni parecer” legitimadora del desorden económico mundial actual?

Lectura del santo evangelio según san Juan (2,13-25):

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»
Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.

Yo creo

Yo no creo en las palabras

que al punto se lleva el viento,

ni en esos rostros caídos,

ni en muchos golpes de pecho.

Yo creo en quien para amar

no necesita pretexto

y en aquel que se equivoca

si el corazón lleva abierto.

Yo no creo en los que rezan

en medio de nuestros templos

y luego al ver a otros hombres

no tienen ya sentimientos.

Yo creo en quien es la luz

para los ojos del ciego;

yo creo en aquel que comparte.

Creo en el que da primero.

Yo creo que estás aquí

y en todos los hombres buenos

que viven en el amor.

Yo creo en ti, Padre Nuestro

Lectio divina de Juan 2, 13-25

El verdadero culto a Dios

Canto: 125 –Un pueblo que camina

· Oración inicial: Ayúdanos , Señor, a celebrar el culto que te agrada: el amor y el servicio a los hermanos como nos enseñó Jesucristo Nuestro Señor. Amén

· LECTURA DEL TEXTO:

1 ¿Qué dice el texto?

Pistas para la lectura

El Templo era el centro de la fe y de la espiritualidad del Pueblo de la Antigua

Alianza. Por eso la piedad del israelita está profundamente marcada por la devoción y el

amor al Templo. Reflejan esta realidad las hermosas reflexiones que hacen los Salmos, las

peregrinaciones, la orientación hacia el Santuario de Jerusalén de las Sinagogas y de los

orantes en cualquier parte del mundo.

Jesús valora el Templo hasta tal punto que lo llama la “Casa de mi Padre” (cfr.

versículo 16) y lo ama apasionadamente (cfr. versículo 17). Nunca rechaza el Templo, pero

como hace con la misma Ley que no viene a abolirla, busca llevar todo a plenitud. Llevar a

plenitud implica un paso, una nueva realidad que queda bien descripta en el episodio de hoy.

El Evangelista Juan utiliza muchos recursos literarios en la composición de su

Evangelio. Uno de estos recursos los estudiosos de la Biblia lo llaman el “malentendido

joánico”. ¿En qué consiste? Para reforzar una idea, sobre todo una idea profunda, teológica y

espiritual, el evangelista hace que Jesús juegue con algunas palabras que tienen un doble

sentido o doble significado.

En el relato de hoy hay un “malentendido” con respecto al Templo. Los judíos

hablan del Templo material (versículo 20) y Jesús está hablando del Templo que es su propio

cuerpo (versículo 21). El Gran Templo de Jerusalén es “espacio” de encuentro del hombre

con Dios pero Jesús se presenta como Nuevo Templo, nuevo “espacio” de encuentro entre el

hombre y Dios. Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre es el Templo con mayúscula

es el que “purifica”, “limpia” y lleva a plenitud el Templo anterior, el Templo de la Antigua

Alianza.

A partir de Jesús muerto y resucitado, Nuevo Templo, adquieren sentido nuestro

Templos de piedra, nuestras Iglesias, donde justamente nos reunimos para celebrar la muerte

y resurrección del Señor hasta que Él vuelva.

En definitiva en este texto percibimos a un Cristo que viene a purificar el Templo

dando paso de un “culto antiguo” que necesitaba de la sangre de los sacrificios y de las

monedas ofrecidas, a un “culto nuevo” donde Él mismo es Templo, espacio de encuentro con

Dios realizando un único sacrificio de una vez para siempre. De esta forma el Señor “paga”

con su muerte y resurrección el “impuesto” que el judío debía pagar constantemente para

rendir culto a Dios.

Juan narra y a la vez interpreta el episodio dándonos una síntesis teológica de todo el

misterio de Cristo muerto y resucitado que irá desarrollando en el resto del Evangelio. La

invitación en definitiva es a vivir un culto auténtico, nuevo, profundo, vital, profundamente

arraigado en la Persona de Jesus… Un culto en “espíritu y verdad” como dirá el mismo

evangelista en 4,23.

Para tener presente: la Ley de Moisés exigía que los animales que iban a ser

sacrificados no tuvieran ningún defecto. Como muchos judíos venían de

lejos debían comprar los animales cerca del Templo.

Todo israelita mayor de 20 años debía pagar el impuesto al Templo con unas

monedas especiales (no romanas) que en la época de Jesús ya no se

acuñaban. Por eso era necesario que hubiera cambistas en los atrios del

Templo.

Preguntas para la lectura

· ¿Hacia dónde se dirige Jesús?

· ¿Qué fiesta se está por celebrar?

· ¿Con qué se encuentra Jesús en el Templo de Jerusalén?

· ¿Qué hace? ¿Cómo es su actitud?

· ¿Qué dice?

· ¿Qué recuerdan los discípulos?

· ¿Qué le preguntan los jefes de los judíos a Jesús?

· ¿Cómo responde el Señor?

· ¿De qué manera reaccionan los jefes?

· ¿Qué reflexión hacen los discípulos de Jesús luego de este episodio?

· ¿Cuál es la reacción de los que están en Jerusalén?

· ¿Qué actitud tiene Jesús con estas personas que están en Jerusalén? ¿Por qué?

2 - MEDITACIÓN

¿Qué me dice? ¿Qué nos dice?

Preguntas para la meditación

· ¿Qué lugar ocupa el “templo” en mi vida?

· ¿Qué implica para mí ser parte de una Iglesia, una parroquia, una comunidad eclesial de base?

· ¿Dónde descubro que está el acento principal del templo según lo que Jesús me

enseña? ¿En el edificio material o en el “templo espiritual” que es la comunidad

reunida en nombre de Cristo el “Nuevo Templo”?

· ¿Me descubro como “templo de Dios” en Cristo?

· ¿Descubro constantemente que mi comunidad es “templo de Dios” en Cristo Jesús?

· ¿Qué implicancias para mí puede tener hoy recordar que Cristo viene a purificar el

templo, a purificar el culto?

· ¿Soy consciente que vivo en los tiempos del Culto Nuevo donde Cristo es el centro

de mi vida religiosa?

· ¿Doy importancia al “templo material” como el espacio donde se celebra la muerte y

la resurrección del Señor?

· ¿Busco, dentro de lo posible, hacer que el templo material donde vivo mi fe esté

cuidado y debidamente arreglado?

3 - ORACIÓN

¿Qué le digo? ¿Qué le decimos?

Para iluminar nuestra oración ofrecemos algunos fragmentos de textos tomados del

Libro de los Salmos:

Sal 5,6-8

6 (7) ¡Tú destruyes a los mentirosos,

y rechazas a los tramposos y asesinos!

7 (8) Pero a mí me quieres tanto

que me dejas entrar en tu templo,

y allí me dejas hacer mis oraciones.

¡enséñame a hacer el bien!

¡Llévame por el buen camino,

pues no quiero que mis enemigos

triunfen sobre mí!

Sal 27,4-6

4 Dios mío,

sólo una cosa te pido,

sólo una cosa deseo:

déjame vivir en tu templo

todos los días de mi vida,

para contemplar tu hermosura

y buscarte en oración.

5 Cuando vengan tiempos difíciles,

tú me darás protección:

me esconderás en tu templo,

que es el lugar más seguro.

6 Tú me darás la victoria

sobre mis enemigos;

yo, por mi parte,

cantaré himnos en tu honor,

y ofreceré en tu templo

sacrificios de gratitud.

Sal 65,4

4 (5) ¡Qué bendición reciben

los que viven cerca de ti,

los que viven en tu mismo templo!

Quedamos satisfechos

con el alimento que de ti recibimos.

4 - CONTEMPLACIÓN

¿Cómo interiorizo el mensaje? ¿Cómo interiorizamos el mensaje?

La propuesta para la contemplación consiste en ir a la capilla, a la iglesia y repetir de manera serena, profunda y rítmica la frase del versículo

17:

El amor que siento por tu templo me quema como un fuego…

El amor que siento por tu templo…

El amor que siento por tu templo…

5 - ACCIÓN

¿A qué me comprometo? ¿A qué nos comprometemos?

· Buscar participar más activamente en las celebraciones litúrgicas de la Comunidad.: liturgia, cantos, lecturas, etc

· Averiguar la antigüedad, los fundadores y rastrear algunos datos históricos de la parroquia en la cual participas.(Estamos cumpliendo 25 años en que se erigió la Parroquia Santa María de Fontarrón).

Reflexionar por qué se prefirió ceder para un parque el espacio asignado para iglesia y quedarse en los bajos de RPA 32, donde ahora estamos.

6 – ORACION COMUNITARIA

Terminar con el Padre Nuestro

Canto final: 43 ¿En dónde están los profetas

viernes, 13 de marzo de 2009

32º Aniversario del P. Rutilio Grande

RESEÑA HISTÓRICA DEL PADRE RUTILIO

* Contar la historia de Rutilio Grande es contar parte de la historia del pueblo salvadoreño. Rutilio nació en El Paisnal un 5 de julio de 1928. De niño aprendió a conocer y querer a Jesús y sintió la vocación al sacerdocio. También sufrió desde la infancia las dificultades económicas y familiares que marcan a la mayoría de los salvadoreños. Pero con el apoyo y amistad de Mons. Luis Chávez y González, ingresó en el Seminario en 1941, y 4 años después en la Compañía de Jesús. Viajó a Ecuador y Panamá, y regresó como profesor al Seminario de San José de la Montaña. En España, estudia filosofía y es ordenado sacerdote el 30 de julio de 1959. En Bélgica estudió pastoral, y asimiló el principio de la participación y la horizontalidad. En 1965 se incorpora al Seminario como profesor y prefecto de disciplina. Allí fue compañero de muchos sacerdotes, donde su palabra, su cariño y su influjo tuvieron una resonancia especial.

* Su intervención en la semana nacional de pastoral en julio de 1970 fue decisiva. Ese año, por su profética homilía del 6 de agosto tuvo que dejar el Seminario y pasa al Externado San José. En 1972 viaja al Instituto Pastoral de Ecuador (IPLA), donde conoce a Mons. Leonidas Proaño y reafirma su carisma pastoral basado en la participación de los laicos y en el diálogo comunitario como medios para una liberación integral de los más pobres. A su regreso de Ecuador se hizo cargo del equipo misionero en la parroquia de Aguilares, el 24 de septiembre de 1972, desempeñando un papel vital en la pastoral arquidiocesana y nacional, y donde entregó la vida un 12 de marzo de 1977, por ser fiel a la opción que marcó su vida y su ministerio, que se caracterizaron por la denuncia de las injusticias y la búsqueda de encarnar el reino de Dios.

* Le habían amenazado, y la prudencia dictaba que no acudiese a celebrar la novena en honor de San José, en El Paisnal. Pero optó por estar con su pueblo. Esa tarde salió a celebrar la Eucaristía, acompañado por Manuel Solórzano, de 72 años, Nelson Rutilio Lemus, de 16 y unos dos o tres niños. Mientras atravesaban los cañales fueron brutalmente ametrallados. El cuerpo de Rutilio recibió 12 disparos, todos ellos mortales, excepto el del pie. “El asesinato de Rutilio Grande quiso vanamente detener el proceso ya desencadenado y que estaba dando paso a una historia nueva.” Como la cruz de Jesús significó novedad de vida, la muerte del p. Grande hizo nacer a un gran profeta: Mons. Romero, que un año después, dijo: “Y porque tuvo el valor de desenmascarar tantas cosas, ya se le buscaba para matarlo y se le mató… Lo que no sabían es que ellos ponían en el surco una semilla que reventaría en grandes cosechas como decía Cristo: “El grano de trigo muere no para quedarse sepultado” (M. Romero 5/3/78).

domingo, 8 de marzo de 2009

HOJA DEL DOMINGO

En esta Hoja semanal queremos poner en el Blog la lectura evangélica del domingo con la correspondiente Lectio Divina que hemos tenido el jueves pasado en la parroquia para que puedan utilizarla tranquilamente en casa, leyendo y escuchando la Palabra, meditándola y orándola, así como después levándola a la vida y al mundo de hoy.

Espero que os pueda servir para el crecimiento espiritual.

OTRO MUNDO...TRANSFORMADO

Dgo.2º Cuaresma -8.03.09

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,2-10):

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Estaban asustados, y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo.»
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos»

COMENTARIO:

La transfiguración de Cristo nos enseña que la gloria de Dios habita en este hombre llamado Jesús el Nazareno y que es el hijo amado y escogido para hacer la alianza nueva.

Hoy dia estamos llamados a detectar esta gloria de Dios escondida que nos invita al esfuerzo pero también a la esperanza.

Esta seguridad estimula todo esfuerzo para transformarnos y transformar este mundo según la imagen de Dios.

¿Cómo resplandecería nuestra fe, nuestro amor, nuestra generosidad si se transformara en esta cuaresma?

POESÍA:

La transfiguración del Señor

Se acaba el tiempo, llega la Pasión,

el humano clamor, la noche oscura,

se plegarán las alas de la Altura

y se impondrá la gran tribulación.

Jesús sabe la débil condición

de sus fieles apóstoles, procura

fortalecer su fe con la ventura

de prever la final Resurrección.

Con Juan, Santiago y Pedro, que estarán

en la agonía de Getsemaní,

sube al monte Tabor, ascenso místico.

Alcanzará la cima el nuevo Adán

mostrará que es divino, es el Rabí

que dará la vida en el pábulo eucarístico.

(Emma Margarita Valdés)

Lectio divina de Marcos 9, 2-10:

LA TRANSFIGURACION DE JESUS

  • Canto 35: Cristo nos da la libertad
  • Ambientación
  • Oración Inicial: Ayúdanos, Señor, al comenzar nuestra oración en el misterio de la transfiguración, para que al contemplarte transfigurado en el monte Tabor, nos alegremos de tu gloria y nos animemos a irnos transformando a nosotros mismos y también al mundo a imagen de Dios

Medito personalmente el texto leyéndolo varias veces, deteniéndome donde más me llama la atención. Me imagino la situación del texto

Jesús había dicho a los discípulos que iba a sufrir mucho y los discípulos se habían puesto tristes. Ahora invita a tres de ellos a subir al monte, por qué?

· ¿Qué le sucede a Jesús? ¿Cómo se describe su transformación?

· ¿Quiénes aparecen en escena?

· ¿Qué puede significar que Elías (gran profeta) y Moisés (gran legislador) estén

“conversando” con Jesús?

· ¿Qué quiere hacer Pedro? ¿Qué le dice a Jesús?

· ¿Qué sentimiento invade a los discípulos?

· ¿Qué nos dice Marcos con respecto a los dichos de Pedro? ¿Son coherentes?

· ¿Qué dice la “voz” en medio de la nube?

· ¿A quién hay que obedecer y escuchar?

· ¿Encuentran los discípulos el “origen” de la voz?

· ¿Qué les ordena Jesús a los discípulos cuando están bajando del cerro?

· ¿Hasta cuándo deberán guardar secreto de lo que han visto y oído?

· ¿Pedro, Santiago y Juan realmente entienden lo que significa “resucitar”?

- Meditación

¿Qué me dice? ¿Qué nos dice?

Preguntas para la meditación

· ¿Siento que Jesús me lleva a un “cerro alto” para estar a solas con Él?

· ¿Qué significa para mí hoy el episodio global de la transfiguración?

· ¿He experimentado en mi vida que Jesús se transfigura, es decir que me da a conocer

su poder y gloria como Dios y Señor? ¿En qué situaciones?

· ¿Tengo “buena memoria” de la experiencia de la transfiguración o pongo más el

acento en las experiencias de desolación?

· ¿Percibo que la transfiguración hoy en mi vida se puede dar a través de una fuerte

experiencia de encuentro con Jesús en la oración y en la vida sacramental?

· ¿Dónde estoy parado hoy: en la cumbre del encuentro con Dios, en el valle de la

desolación y el sufrimiento, en la subida del cerro al encuentro con el Señor?

· ¿Tengo la tentación de Pedro de quedarme en la “cumbre de la experiencia mística”

de la transfiguración y no decidirme a bajar esa experiencia a la realidad de mi vida

cotidiana? ¿Busco llevar la experiencia de la oración a la vida de todos los días?

· ¿Me “asusta” que Dios revele su gloria y su poder ante mi pobre y pequeña vida?

· ¿Dejo que la “voz” del Padre confirme una y mil veces que Jesús es su Hijo amado y

predilecto?

· ¿Escucho y obedezco al Hijo amado y predilecto del Padre?

· ¿En el camino penitencial de la Cuaresma que significa escuchar a Jesús narrándome

que va a resucitar?

Oración

¿Qué le digo? ¿Qué le decimos?

--·Una forma de responder a Dios en la oración de esta Lectio Divina puede ser utilizar

el prefacio de la misa del día de la Fiesta de la Transfiguración (6 de agosto), que nos ofrece

un bello y conciso resumen de este misterio tan importante de la vida de Jesús.

Dice así:

El Señor reveló su gloria ante testigos elegidos

y revistió su cuerpo, semejante al de todos los hombres,

de un esplendor extraordinario,

para librar el corazón de los discípulos

del escándalo de la cruz y manifestar que se cumpliría

en el cuerpo de toda la Iglesia

lo que admirablemente resplandecía en su cabeza.

-·Sl 92 (91) 13-16

El honrado florecerá como palmera

Se alzará como cedro del Líbano plantado en la casa del Señor

Florecerá en los atrios de nuestro Dios,

En la vejez seguirá dando fruto

Y estará lozano y frondoso;

Proclamando que el Señor es recto,

Que en mi Roca no existe la maldad

Canto: 39: Día y noche

- Contemplación

¿Cómo interiorizo el mensaje? ¿Cómo interiorizamos el mensaje?

La contemplación es en sí misma un momento de transfiguración del Señor ante el

creyente. Es captar con toda la sensibilidad de la propia vida la fuerza y el poder de Dios

como algo realmente presente y operante.

Un Dios que adelanta la hora de su Pascua para que anticipadamente puedas gozar

de la fuerza de la resurrección.

Conviene estar ante el Sagrario en una posición cómoda, y, desde lo profundo del silencio, captar la presencia misteriosa del Señor transfigurado en la Reserva Eucarística.

- Acción

¿A qué me comprometo? ¿A qué nos comprometemos?

Propuestas personales

· Hacer una “línea de la vida”, una “línea histórica personal”, anotando los principales

momentos de transfiguración individual, familiar, eclesial y social.

· Ejercitarse constantemente en buscar llevar a la vida cotidiana lo meditado en la

oración.

Canto final: 71: Junto a ti al caer de la tarde