domingo, 27 de septiembre de 2009

El Reino es de todos y para todos

Lectura del evangelio según san Marcos (9,38-43.45.47-48):

En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no es de nuestro grupo."Jesús replicó: "No se lo prohibáis, porque nadie que haga un milagro en mi nombre puede luego hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros está a favor nuestro. Os aseguro que el que os dé a beber un vaso de agua porque sois del Mesías no quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran del cuello una piedra de molino y lo echaran al mar. Y si tu mano es ocasión de pecado para ti, córtatela. Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al fuego eterno que no se extingue. Y si tu pie es ocasión de pecado para ti, córtatelo. Más te vale entrar cojo en la vida, que ser arrojado con los dos pies al fuego eterno. Y si tu ojo es ocasión de pecado para ti, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al fuego eterno, donde el gusano que roe no muere y el fuego no se extingue."

Actualización de la Palabra

Qué fácilmente desconfiamos de los que son diferentes a nosotros, particularmente gente de otras religiones. Él es musulmán o judío, o protestante, o extranjero. Para algunos, quizás para muchos, eso es bastante para desacreditar a esa persona o el bien que ella hace.
Pero aquí viene Jesús, cuyo corazón late para todos, y nos dice que tenemos que ser de mente abierta y sin prejuicios, y reconocer todo lo bueno que hay en los demás y en sus obras, sean ellos quienes sean. El mismo Espíritu es quien trabaja en nosotros y en todos los que hacen el bien.
No tenemos el monopolio de la verdad, sino más responsabilidad de escuchar y colaborar con los que obran el bien y trabajan por la justicia y la paz.
¿Dónde se manifiesta hoy el Espíritu de Dios?
¿Cómo acoger y colaborar con los que trabajan por un mundo mejor?

El hombre que se parece a tí

He llamado a tu puerta,
he hablado a tu corazón
en busca de una buena cama,
en busca de un buen fuego
para calentarme.
¿Por qué me rechazas?
Ábreme, hermano.

¿Por qué me preguntas
si soy de Africa,
si soy de América,
si soy de Asia,
si soy de Europa?
Ábreme, hermano.
Yo no soy un negro,
yo no soy un piel roja,
yo no soy un oriental,
yo no soy un blanco,
yo sólo soy un hombre. Ábreme, hermano.

Ábreme tu puerta,
ábreme tu corazón
porque soy un hombre,
el hombre de todos los tiempos,
el hombre de todos los cielos,
un hombre como tú.

René Philombe

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