sábado, 3 de octubre de 2009

Iguales ante Dios

Lectura del evangelio según san Marcos (10,2-16):

En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?»Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»Contestaron: «Moisés Permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne". De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»

Actualización de la Palabra:

El proyecto original de Dios no fue un matrimonio patriarcal.
Dios ha creado al varón y a la mujer para que sean “una sola carne”, como personas llamadas a compartir su amor, su intimidad y su vida entera en comunión total.
Hombre y mujer han sido hechos por igual a imagen del Dios de la vida.
La igualdad es el fundamento de la complementariedad y no hay amor sino entre iguales.

¿Cuál es el plan de Dios sobre el matrimonio ya desde el principio?

De qué forma se puede deteriorar la fidelidad y la unión en el matrimonio?

¿Cómo debería ser la preparación al matrimonio?


Dios, fuerza creadora, Padre y Madre
Que has creado nuestro cuerpo y nos has hecho
Hombres y mujeres a imagen y semejanza tuya,
Hijos e hijas llamados a vivir en armonía dinámica,
En amor complementario, en armonía gozosa.
Ayúdanos a madurar como personas,
Como sociedad, como cristianos,
Para que los tabúes y las obsesiones
Cedan el paso a actitudes comprensivas
Y a una valoración positiva y gozosa
De todas las fuerzas y riquezas
de que has dotado a nuestra naturaleza,
de la que son frutos nuestros hijos,
Tú que vives y haces vivir
Por los siglos de los siglos

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